Darío Amín, imputado por el crimen de Javier Chocobar (quien, hasta hace una semana, estaba acusado como partícipe necesario del asesinato y no como autor) y por los disparos que hirieron a Emilio y Andrés Mamaní, pidió hablar ante el tribunal para dar su versión de lo sucedido, en la audiencia del miércoles del juicio por ese asesinato, que enfrenta junto a Luis Humberto Gómez y Eduardo José Valdivieso,
El empresario que reclama la propiedad de las tierras en Choromoro donde hay una cantera de lajas, frente a los jueces Wendy Kassar, Emilio Páez de la Torre y Gustavo Romagnoli, dijo que está sorprendido por la acusación, ya que se considera una víctima que se defendió de una agresión.
“No fuimos a agredir. Llevamos una cámara para registrar, queríamos mostrarle al juez (Mario) Racedo que -si bien estaba levantada la cautelar- no nos dejaban entrar, pese a que el tribunal dijo que podíamos hacerlo”, insistió.
“Hice dos tiros al piso, en dirección al camino, nunca hacia el lado donde estaba Chocobar (que se acercaba al lugar donde peleaban Gómez con Mamaní y Delfín Cata)”, dijo. Luego, según su versión, alguien lo interceptó cuando corría y le pegó a la altura de los riñones, por lo que cayó al piso. “Quedé entre la cantera y la vertiente; estaba rodeado y no podía moverme”, añadió. Sobre la acusación de haber disparado contra los Mamaní, señaló que no vio que tuvieran ninguna herida. Al contrario, insistió, uno de ellos “le cerró el ojo a golpes”. Amín también intentó refutar la acusación de la fiscalía, en la que se consigna que los tres actuaron en forma planificada contra miembros desarmados de la comunidad Chuschagasta. “No fuimos con la camioneta para cometer un delito; necesitábamos un vehículo capaz de mover un motocompresor -dijo-. Aguanté tres años una cautelar que no era para mí, me quemaron el obrador. Nada de eso denuncié”, señaló. El tribunal declinó hacerle preguntas, por lo que resta saber si la defensa agregará pruebas.